En febrero de 2009, James Mattis general del US Marine Corps Commander y U.S. Joint Forces Command del Departamento de Defensa de Estados Unidos, señaló al gobierno de México como un "Estado Fallido" y lo comparó con Pakistán sin embargo, el presidente mexicano rechazó dichas declaraciones reafirmando su empeño en la lucha no sin antes referir retirar al ejército antes de terminar su mandato.
El narcotráfico parece tener si no ganada, al menos bajo control la guerra contra el tráfico de estupefacientes y la espiral de violencia (30 mil muertos en cuatro años) que lo acompaña. Ha reaparecido el discurso intervencionista: en EEUU llaman “Estado fallido” al mexicano.
Un autobús repleto de migrantes salvadoreños, hondureños, brasileños y ecuatorianos viaja por Tamaulipas, México. Vienen de Centroamérica, soñando en dólares, anhelando con la llegada dorada al país del Norte.
Pero la pesadilla detiene el bus y Los Zetas llaman a la puerta. Una emboscada del brazo armado del Cártel del Golfo acaba con 72 cadáveres (58 hombres y 14 mujeres) en un rancho tamaulipeco al negarse los migrantes a convertirse en sicarios del narcotráfico. Un ecuatoriano que se hace el muerto logra escapar para contarle al mundo la última matanza de la guerra de las drogas en México.
Un par de días después a ese fatal 24 de agosto, en una carretera cercana, es hallado muerto el agente del ministerio público Roberto Vázquez, encargado de las primeras investigaciones de la masacre de indocumentados de Tamaulipas. Más tarde, un coche bomba explota frente a la cadena televisiva de Televisa, en Ciudad Victoria, en el mismo estado. Van casi 30.000 muertos en los últimos cuatro años. Desde que el 11 de diciembre de 2006, el flamante presidente mexicano, Felipe Calderón, del derechista PAN enviara 6.500 tropas federales a Michoacán, la violencia no ha cesado.
El conflicto, según Carlos Pascual, embajador de Estados Unidos en México “amenaza a todo el hemisferio”.
La guerra está aún muy lejos de terminar.
La militarización de la guerra contra el narco promulgada por Calderón (con el apoyo estadounidense en la llamada Iniciativa Mérida: 1.400 millones de dólares en equipos y tecnologías a lo largo de tres años) ha traído más muertes y violaciones a los derechos humanos. Y mientras tanto, el “México bárbaro” invita día a día a miles de jóvenes y mujeres (desocupados) a entrar al mundo del narco, principalmente “narcomenudeo”, a fin de hacerles sentir cierto grado de poder (y de identidad cultural a través del imaginario religioso y los narcocorridos, entre otros), gracias a la posesión de armas de fuego y dinero. Pobreza, ignorancia, desempleo, impunidad, así riman los corridos de la muerte cotidiana
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